lunes, 18 de mayo de 2020

MI ALMA ASPIRA TU BELLEZA, DIOS MIO


Oímos el susurro de este salmista: "Señor, yo amo la belleza de tu casa, el lugar donde reside tu gloria" (Sl 25,8) Este fiel vive tan intensa e íntimamente la Presencia de Dios en el Templo que piensa haber alcanzado el culmen que un hombre puede conseguir en su relación con Dios. Se equivoca; Dios, que es amor, no pone límites en su relación afectuosa con nosotros. En la Encarnación de su Hijo nos dejó la Belleza infinita de su Presencia en la Eucaristía y digo infinita porque infinita es la sed que tiene nuestra alma de toda plenitud...también la de la Belleza. Ampliamos esta Presencia Belleza de Dios recogiendo lo dice la Iglesia sobre la Espiritualidad de la Palabra: Jesús está presente en la Palabra de forma que todo aquel que se adentra en Ella descubre y aspira el Perfume sobrecogedor de la Belleza de Dios. 

Ahora entendemos un mejor el riquísimo legado que nos dejó San Agustín: Tarde te amé, belleza infinita, tarde te amé...hasta mi ha llegado el perfume de tu gracia, por fin respiré”

P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com

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