- ¿A mí? Pero si me
pasa de todo lo habido y por haber… porque vamos, es que voy de desgracia en
desgracia, y eso de que “no hay mal que cien años dure”… pues no sé si serán
cien, pero ¿qué si dura?, ni te cuento.
- ¿Y?
- ¡Cómo qué Y! pues
que no digas que Dios me quiere porque yo no lo veo por ningún lado.
- ¿Ah no? El Padre
quería infinito a su Hijo Jesús y que yo sepa Le torturaron y crucificaron “delante”
de Él.
- Bueno pero yo no
hablo de eso, hablo de lo que nos pasa a nosotros, los humanos.
-Ya, como que Jesús
no era humano y no llamó a su Padre para que Le liberara del sufrimiento… No
claro, Él era extraterrestre…
- No, tú no me entiendes.
- Perfectamente,
quien no entiende el Amor de Dios
eres tú que para ti significa te libre de toda desgracia. No amigo, ese no es
el Amor de Dios, esos son milagros que nada tienen que ver con su Amor por ti -los milagros tienen trascendencia universal-.
- O sea, que los males…
hasta los cien años no me libro.
-Exactamente. La
vida es dolorosa, a veces tanto como la de Cristo y eso a Él le entristece enormemente,
tanto que te Abre las puertas del cielo =
Su Amor, además estará contigo en toda adversidad. .
- Ya, ya entiendo, mi
pena aquí es buuuufff…
- Sí, pero si
confías, Él te sostendrá de mil maneras.
- Es un alivio
genial, pero buuuufff…
- ¡Pues lo de
buuuufff es un chiste comparado con la eternidad!
Emma Díez Lobo
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