Sabemos que la vida es
complicada. que aunque vivimos épocas, incluso años de bonanza, albergamos
inseguridades que salen a la luz en su momento, inseguridades económicas, afectivas,
corporales…etc. Estas fisuras internas afloran cuando nos azotan tormentas concretas.
Como esto nos pasa a todos, nos dejamos ayudar por este salmista que en una de
sus tormentas, se eleva por encima de ella y fijando sus ojos en Dios proclama
su confianza en El: "Pero yo siempre estaré contigo, de la mano derecha
me has tomado " (Sl 73,23)
Fijémonos que este
hombre fiel no se fía de sí mismo en lo que respecta a su fidelidad a Dios;
demasiado bien se conoce como para prometerle algo, es consciente de que su
fidelidad depende de que Dios le sostenga en sus pruebas.
En su sabiduría, tiene
conciencia de que cuando sea zarandeado por las aguas del Tentador apelará a
Dios para que su mano le eleve sobre ellas y pueda así seguir su camino hacia Él.
Esto no es una fábula o ficción, es lo que hizo Jesús con Pedro cuando
caminando hacia El sobre las aguas empezó a hundirse. Pedro grito y Jesús le
sostuvo con su mano (Mt 14,28-31).
P. Antonio Pavía
comuidadmariamadreapostoles.com
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