sábado, 2 de mayo de 2020

Reflexión al Evangelio del Domingo IV de Pascua



El Evangelio de hoy nos habla de Jesús El Buen Pastor. Bebemos de uno de los manantiales que brotan de este pasaje y vemos que la calidad de nuestra escucha de la Palabra es correlativa a la intensidad de nuestra búsqueda de Dios. La Escritura nos dice que una persona encuentra a Dios cuando al buscarle con todo su corazón y toda su alma aprende  a escuchar su Voz (Dt 4,29-30).

Esto nos dice también  el Evangelio de hoy. Jesús vino al mundo, representado en el redil de las ovejas, llama a las suyas, las que reconocen su Voz, las saca del redil y éstas le siguen... ¿Adonde?. Al Padre (Jn 17,24). Jesús dice que sus ovejas le siguen porque conocen su Voz, es decir que tienen sabiduría para reconocer la Vida Eterna en sus palabras. Los extraños también tienen voz pero hablan en su propio nombre no en el nombre del Padre como Jesús (Jn 5,41-43).Los que hablan en su propio nombre, por muy ilustrados que parezcan. Ni sacan a nadie del redil ni ellos mismos pueden salir.

Están cercados en y por sí mismos.


(P. Antonio Pavía Misionero Comboniano) 
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