En la Espiritualidad
Bíblica el manto simboliza el espíritu de quien lo lleva; por ejemplo cuando el
profeta Elías es arrebatado al cielo su discípulo Eliseo recoge y se pone su
manto e inmediatamente empezó a profetizar con el espíritu de su maestro.
Hablemos del Manto de Jesús recordando a aquella mujer que hacía años que
perdía sangre…imagen de que se estaba vaciando de vida y no podía hacer nada
para evitarlo. Se acercó a Jesús con verdadera fe, tocó su manto e
inmediatamente quedo curada. Hay una relación de identidad entre el manto de
Jesús y su Evangelio, fuerza de salvación como lo llama Pablo (Rm 1,16) Dicho
esto sigamos los pasos de Jesús en su Pasión.
Antes de morir se dejó despojar
de su túnica, su manto que los soldados romanos se sortearon al azar. Nosotros
no lo recibimos por azar. Jesús lo da a todo aquel que le busca con todas sus
fuerzas, pues es consciente de que solo Él puede evitar que la vida se le
diluya en nada como le pasaba a aquella mujer.
Al recibir su manto, su corazón
se llena con tal efusión de gozo que puede decir con el salmista: "Me ha
tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad" (Sl 16,6) Acariciamos lo
que nos dice Isaías a este respecto: Me alegrare con gozo en el Señor, mi alma
exulta en Dios porque me ha revestido de salvación, me ha envuelto en manto de
Gloria" (Is 61,10). Bellísimo sí, pero primero hemos de despojarnos del
manto viejo que fue lo que hizo el ciego de Jericó…al ser llamado por Jesús
arrojo su manto al suelo y le siguió.. (Mc 10,46-52).
P. Antonio Pavia
comunidadmariamadreapostoles.com
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